Hola:
Hoy he salido a la calle, he entrado en un bar y, mientras me tomaba un café, he visto la gente pasar y, en una servilleta, me he puesto a escribir refugios como balas, como abrazos directos y certeros.
Me quedaría a vivir en la forma de comer de Brad Pitt. Yo pensaba que era el único en hipnotizarme cada vez que Pitt comía algo en pantalla pero acabo de descubrir este vídeo de quince minutos comiendo en pantalla. No es mi actor favorito, pero su manera de comer es una forma de actuar.
Quiero escurrir pasta como C.C. Baxter en El Apartamento. Me parece una película perfecta. Y Jack Lemmon está perfecto. Una comedia en medio de dos tragedias vitales. Estos 36 segundos son una joya.
Me quedaría a vivir en Cabot Cove a pesar del riesgo. Es igual que mi abuela cuando yo era niño. Y fue una serie que cambió cosas. Quién no ha soñado alguna vez ser el sobrino de Jessica Fletcher.
Esa mirada de los personajes famélicos que habitan los dibujos de Egon Schiele. Te atrapan. Me da la sensación de que los ojos son lo único que está perfectamente acabado en el dibujo y el resto está como deshilachado. Como un anzuelo del que picas y ya no puedes salir. Como en este dibujo que, al modo de Las Meninas de Velázquez, modelo y artista te incluyen en ese espacio del que ya no puedes salir.
Los títulos de los libros de Javier Marías. Empecé a leerle cuando tuve la oportunidad de entrevistarle pero reconozco que no entendía gran cosa. Fue amable y muy educado. Y no hay título de sus novelas que no me parezca precioso.
Ojalá viera mi vida pasar en plano secuencia y en travelling.
Ojalá que mi purgatorio fuera el pasillo del patio de butacas de un teatro. Caminando eternamente buscando el sitio perfecto.
Ojalá ser la voz de Roy Orbison. Si alguna vez se me apareciera Dios para hablar conmigo, por lo que sea, no esperaría otra voz que la de Roy Orbison.
Mi caballo favorito es Lucky Dan. Jamás he apostado a los caballos, jamás he estado en un hipódromo pero me acuerdo perfectamente de Lucky Dan y Blue Note, los caballos en los que se basa El Golpe. Edward Hopper a ritmo de piano saltarín.
«Non sei cando nos veremos» Rosalía de Castro le puso palabras a esa morriña que no solo es nostalgia ni solo es melancolía. Amancio Prada le puso un brillo vocal que a Rosalía también le habría hecho llorar.
Gracias por llegar hasta aquí.
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Un abrazo. Jöel.
P.D.: Hay una taberna en Sevilla que es más antigua que Canadá y que su licencia de apertura se guarda en el archivo de Indias de la ciudad. Ahí, la comanda y la cuenta posterior la toman con tiza en la parte opuesta del trozo de mostrador que estás usando. No es práctico, o sí.